Con la irrupción de la fotografía digital, y más recientemente la inteligencia artificial, la fotografía analógica se ha liberado de muchos de los trabajos que la caracterizaron desde su invención hasta los inicios del siglo XXI. Este cambio también ha proporcionado nuevos campos de reflexión y de producción.
El cuarto oscuro (en muchos casos descartado por la llegada de nuevas tecnologías) vuelve a renovarse y cobrar vital importancia. Ahora todo está en juego: incluso los elementos que en otras épocas descartábamos—como papeles vencidos, químicos agotados y una infinidad de accidentes y errores—están siendo revalorizados.