En el inicio del taller desplegamos una serie de charlas que entrelazan diferentes disciplinas. Desde el teatro hasta la literatura, la música, la arquitectura y, por supuesto, la fotografía. Estos encuentros tienen lugar en nuestro estudio, en la ciudad de Casilda.
Sin embargo, la mayor parte del taller se desarrolla en la llanura, ahí fuera. Es, lo que llamamos, nuestro “estudio mayor” y es justamente aquí donde los encuentros adquieren una dimensión real por parte de los alumnos. Es el lugar para reflexionar sobre la totalidad de un territorio que se va desplegando en el caminar. Donde las enseñanzas no son sólo teóricas sino experiencias palpables que se van enriqueciendo con el paso de las clases. Mientras tanto, la llanura se va transformando, como siempre, con los cambios meteorológicos y sus estaciones. Así pues se logra la transición del territorio al paisaje, alcanzando su mayor expresión a través de las metáforas. En cierto modo, enseñamos lo que ya hemos experimentado, para que la tarea del alumno sea más liviana y fructífera, incluyendo también todo el horizonte técnico de la fotografía, desde los procesos analógicos a las imágenes digitales.