Gustavo Frittegotto (Arequito, 1960) y Gerardo Caballero (Totoras, 1957) son hombres de paisaje.
No le dan la espalda a sus lugares; miran y entienden su tiempo y circunstancias. Se dejan llenar de distancia; la pampa no los vacía, al contrario, los colma de horizontes. La sensibilidad que une sus obras con el territorio es fotográfica y arquitectónica. La fotografía construye una espacialidad de viento y profundidad, la arquitectura enmarca visuales de luz y texturas. En la trayectoria de este recorrido compartido, la mirada hacia el horizonte les ha sido imprescindible para entender el paisaje como distancia. Hace años que sus obras se entrelazan en una conversación sutil, esta muestra nos permitirá entrever sus significados.
En la obra del fotógrafo Gustavo Frittegotto hay una aproximación arquitectónica. Su preocupación inicial por lo interior se muestra en esos espacios domésticos, contenidos y ocupados por sentimientos de pertenencia y protección; a la pampa la imaginamos alrededor. Cuando el fotógrafo inicia su aventura en la llanura, mira lo cercano, el suelo. Cuando levanta la cabeza, mira lo infinito, el cielo. Sus dípticos presentan formalmente el eje que separa estas dos condiciones.
Luego el horizonte entrará en la fotografía para marcar el encuentro entre lo cercano y lo infinito.
Primero el hombre se planta en la llanura y mira hacia la distancia, luego camina esa distancia y vuelve su mirada hacia el punto de partida. Sus fotos más recientes, notando el perfil de los pueblos a la distancia como acento en horizonte, son un comentario preciso de la escala de nuestro territorio y una reflexión sobre el camino recorrido.
En la obra del arquitecto Gerardo Caballero hay una aproximación fotográfica. La formalización de las relaciones visuales entre entorno y edificio ha sido siempre una estrategia instrumental en su obra. Pero en el transcurso del tiempo se ha producido una inversión en la relación. En un principio, el registro de la mirada generaba direcciones, geometrías y proporciones en la conformación del objeto, que recibía la mirada del usuario con escorzos, diagonales y deformaciones. Desde lejos, la arquitectura ocupaba un lugar en el paisaje lejano; en dibujos mínimos, eran una nota en el horizonte. En un desarrollo reciente, el paisaje se interioriza. Los espacios arquitectónicos enmarcan las visuales hacia el exterior, intensificando su presencia. Lo proyectado es el interior, en efectos espaciales que aumentan el juego perspectívico. Desde los interiores miramos hacia el paisaje distante. Un portal de ingreso establece el horizonte como una línea en el centro del campo visual, una ventana alta separa el cielo y mira al infinito, una puerta/ventana nos deja ver el suelo cercano.
En las dos obras existe una tensión que deriva de la imposibilidad del proyecto: fotografiar el aire que llena el paisaje de la pampa, construir la distancia que nos separa de su horizonte.
Juan Manuel Rois, 2012.
Los bosquejos, proyectos y obras que Gerardo Caballero y Gustavo Frittegotto reúnen en la muestra Paisajes enlazados son parte de búsquedas personales que han decidido poner en diálogo y pensamiento en común.
Valiéndose de requerimientos, experiencias y conceptos del otro – en sus respectivos oficios de arquitecto y fotógrafo- luego de más de diez años de tareas conjuntas en torno del hombre – su hábitat- y el paisaje del llano, esta presentación de reflexiones propias y compartidas constituye una suerte de ejercicio preliminar para un nuevo ensayo sobre la condición pampeana de existencia.
Idilio de una tradición artística argentina de más de dos siglos, la llanura vuelve a ser meditada.
Para ello, Gerardo Caballero resuelve recuperar libretas y apuntes de estadías de trabajo – de vida y viajes- en diversos pueblos y ciudades de América, Europa y África; ajusta en perspectiva de entorno los primeros actos de sus construcciones en forma de maquetas; proyecta en dos leguas de pampa y silencio, obras y distancias.
Gustavo Frittegotto, con una historia de labor personal sobre su paisaje de origen y destino, se predispone a transformar definitivamente un trabajo familiar de imágenes de más de un siglo. Tercera generación de fotógrafos y con un archivo invalorable como legado para la continuidad, expone indagaciones y elementos de una meditación visual sobre la llanura que trasciende tiempos y geografías.
Una convicción profesional de arraigo y de responsabilidad – ya decididamente pampeana- guía las tareas de ambos como docentes y también como responsables de los espacios de actividades y estudios que dirigen, en la Argentina y en el exterior: es la regla que determina que será precondición y compromiso de trabajo de quienes participan de esos lugares el saber que el territorio es un dominio abierto y consagrado al trabajo y a las ideas. En Frittegotto, es estudio fotográfico en la intemperie; en Caballero, superficie plana, decisiva, sobre la que se erigirá un motivo de hábitat inédito, de ser y de proyección vida futura.
Esta muestra es una prueba y los trabajos que la componen siguen en desarrollo: una suerte de taller a puertas abiertas, formador, regido por él hábito del trabajo, la búsqueda de la sencillez y la incertidumbre reveladora del impulso creativo.
Lisandro Tanzi, 2012.